Por Jordi Pinto – 06/11/2012
“Es casi seguro que obtendremos la inscripción del Arte de la Luthería de Cremona en la lista de la UNESCO dentro de este año”. Lo anunció el presidente de la comisión Nacional Italiana de la UNESCO, Giovanni Puglisi, en una retransmisión en directo emitida recientemente.
Val di Fiemme, cuna de las maderas utilizadas en Cremona
“Hay muchas listas en la UNESCO –ha dicho Puglisi– la de los lugares históricos-artísticos y Patrimonio de la Humanidad es la más conocida pero hay muchas otras”. Es la del Patrimonio Inmaterial la que ya ha visto inscritas otras inscripciones de origen italiano: los títeres Sicilianos o el canto de tenores de los pastores Sardos.
La noticia se hace pública a pocos meses de la inauguración del Museo del Violino de la Cremonesa Piazza Marconi prevista para abril 2013, que contará con la presencia del Presidente de la República Italiana Giorgio Napolitano.
El parque natural de Paneveggio, alma de los violines cremonenses
El parque natural de Paneveggio –Pale di San Martino tiene una extensión de unas 2.800 ha., la mayoría de ellas, un 85 %, cubiertas de frondosos bosques de abeto rojo (picea abies). El parque está absolutamente controlado por una entidad municipal que regula la cantidad de madera que puede ser cortada cada año y que se encarga de todo el proceso de gestión, desde el apeado de los tronco hasta el corte y secado de la madera ya preparada y posterior comercialización.
La calidad de la madera de abeto de Paneveggio es conocida desde la Edad Media, pero los documentos más antiguos que atestiguan las normas y reglas para su corte y suministro están fechados a finales del siglo XV. El transporte hasta Venecia se realizaba de la forma tradicional en aquellos tiempos: ya en el bosque se aprovechaban los torrentes naturales, de modo que éstos se reforzaban con piedras a modo de calzada cóncava. Así, al paso del agua, los troncos eran arrastrados con el menor daño posible torrente hacia abajo hasta los afluentes principales.
El cauce y desnivel de estas canalizaciones estaba calculado para que la velocidad de descenso fuera controlable. Después de los torrentes pasaban a los afluentes y a los ríos principales: el Vanoi, el Brenta, el Piave y el Cismon, hasta llegar a los depósitos y almacenes portuarios. Diversos canales navegables conectaban el Brenta con Pádova y Venecia, así los troncos eran más fáciles de transportar de un sitio a otro. Todo éste sistema de transporte fluvial se utilizó hasta bien entrado el siglo XX, debido a que las comunicaciones por carretera eran extremadamente deficientes.
Para comprender plenamente el trabajo que muchos especialistas han ido realizando paso a paso hasta llegar a entregarnos el instrumento con el que tocamos, es importante conocer este precioso recorrido que empieza en pleno bosque y termina en el taller de un luthier. (Extracto del artículo D.O. Val di Fiemme).