La música forma parte de nuestras vidas desde que nacemos. La música ha jugado y juega un papel importante en nuestro desarrollo sociocultural e incluso, para algunos investigadores, la percepción de patrones sonoros rítmicos podría influir en la adquisición del lenguaje (Jusczyk, 1999). Detrás de esta habilidad para percibir y producir música existen una serie de procesos complejos que los investigadores están logrando desentrañar en los últimos años (ver Koelsch y Siebel, 2005, para una revisión).
En el campo de la cognición musical, la mayoría de los estudios tanto comportamentales como neurocientíficos se centran en el sistema auditivo (cortex auditivo) y su capacidad para percibir los tonos y ritmos que conforman los estímulos musicales. Sin embargo, no podemos olvidar un aspecto crucial en la música: el movimiento.
Es indudable que la música y el movimiento han ido de la mano desde tiempos inmemoriales. Como citan Phillips-Silver y Trainor (2007), la costumbre de escuchar música en actitud pasiva es una tradición reciente surgida en el mundo occidental. En otras culturas la música no se entiende sin el movimiento. De esta forma, tal y como queremos enfatizar en este artículo, la música es una experiencia multisensorial, ya que no sólo implica el sentido del oído, sino también el de nuestro propio movimiento (propiocepción) y el del equilibrio (sistema vestibular).
El estudio de la percepción multisensorial nos enseña que la información que llega a través de nuestros sentidos interactúa y se integra en el cerebro. Así, sabemos que la información visual puede influir en la percepción auditiva (el fenómeno del ventrílocuo), e incluso en la percepción olfativa (ver Calvert, Spence, y Stein, 2004, para una revisión). Como experiencia multisensorial, está claro que la información auditiva contenida en los estímulos musicales puede influir en nuestra propiocepción: la música nos invita a movernos. Ahora bien, ¿dependerá nuestra percepción musical de nuestra propiocepción? En otras palabras, ¿puede verse afectada nuestra percepción musical por cómo nos movemos?