4 de Mayo de 2013 – Valey (Piedras Blancas)
Cuenta la leyenda, que desde hace más tiempo del que la memoria puede recordar, pasa de generación en generación una historia que por ser tan mágica e ideal, gentes de todos los tiempos y lugares se muestran incrédulos ante ella. Se dice que en algún momento de nuestra historia y sin que nadie fijase tiempos ni lugares, comenzó una idea, algo que llevaba consigo el poder del habla, pero que sin él también lograba existir, que utilizaba objetos de diversas formas y maneras, que tenía el poder de crear e imaginar, el poder de hacer reir y llorar, el poder de comprimir en unos breves momentos toda la imaginación posible … Se comenta que en ocasiones, se observó que su poder era tan grande, que se podía asemejar al corazón humano…
Nadie nunca pudo averiguar cómo, cuándo y quien era el verdadero responsable de la creación de tal idea, se pensaba que solo alguien sumamente poderoso e imaginativo podía dar vida a dicho milagro, alguien con una capacidad tan alta en cuanto a sensibilidades y sentimientos, en cuanto a conocimientos matemáticos e históricos, que posiblemente sería un personaje muy conocido, pues de otra manera, no sería posible visionar tan alta inteligencia emocional, pero aún así, nadie pudo poner nunca imagen a tal perfecto ideólogo.
Todo el mundo estaba de acuerdo en que la idea era una mezcla muy curiosa entre lo conocido y lo desconocido, entre lo palpable y lo imaginario, entre lo humano y lo divino y que solo podría llegarse a dicha idea en el momento en que todo ello confluyera en uno mismo.
Se dice que muchos intentaron imitar aquella idea, muchos hicieron esfuerzos por llegar a tal conocimiento a través de formulaciones matemáticas, computadoras y otros ingenios mecánicos, solo llegando a imitar a esta idea en un pequeño punto, pues cuando la gente conocía dicha idea basada en las mecánicas, todos decían que había algo que no era igual, algo que no encajaba, faltaba algo en aquello que parecía, pero que no era…
No mucho tiempo más tarde, y después de sufrimientos y complicaciones, la gente se dio cuenta que acercándose a aquella idea, todo el mundo reaccionaba igual, todos se sentían mejor, todos soportaban mejor las tribulaciones y decían que nadie se quedaba igual después de acercarse a ella. La gente decía de esta, que tenía incluso el poder de transportar, que hablaba por sí misma, que manejaba los sentimientos y las sensaciones a su antojo, que incluso tenía la capacidad de mejorar a los enfermos y de aportar inteligencia.
Hace unos años, alguien me dijo que se podía conocer esta idea con más profundidad cuando se dormía, así que con ansias un día, antes de irme a dormir, pensé con mucha intensidad en ella. Cuál fue mi sorpresa que esa noche soñé con esta idea y ella misma me contó su gran secreto, me dio a conocer su nombre, “Música” me llamo, me dijo ella.
Martín Martínez